Los corredores biológicos son rutas naturales que han sido diseñadas para propiciar la movilidad de poblaciones o flujo de especies; es decir, es una estrategia de conservación. La conectividad toma importancia cuando el paisaje es transformado y fragmentado (como pasa en la mayoría de las ciudades) con el objetivo de mantener la biodiversidad en estos paisajes, es por ello que se busca que el movimiento de las especies se pueda mantener mediante los corredores.
A partir de los corredores, se intenta generar rutas seguras de migración y dispersión para la biodiversidad, como así también limitar los efectos de la fragmentación de los ecosistemas y favorecer la interrelación entre poblaciones de distintas especies.
¿Qué beneficios aportan la existencia de los corredores biológicos?
Facilitan los desplazamientos de la fauna a través de paisajes transformados impidiendo de esta manera el aislamiento de las poblaciones y su posible extinción local.
Benefician la gran diversidad de especies, como las que presentan grandes áreas de campeo, las migratorias o las multihábitat.
Favorecen el intercambio genético interpoblacional y la variabilidad genética, al tiempo que previenen fenómenos de endogamia y deriva genética.
Permiten la recolonización de hábitats y el restablecimiento de poblaciones tras episodios de extinción local.
Proveen de hábitat, refugio y otros recursos necesarios, a numerosas especies silvestres minorizando de esta manera la interacción entre los humanos y la vida silvestre.
¿Porque son importantes los corredores biológicos?
Los corredores permiten el desplazamiento de los seres vivos, favoreciendo la búsqueda de alimento y, también, el intercambio génico entre individuos de una especie.
De esta forma, gracias a los corredores, las poblaciones pueden aumentar su tamaño e incluso aumentar la variabilidad genética poblacional, dos factores fundamentales para disminuir las probabilidades de extinción de una especie.
Asimismo, los corredores están tomando cada vez más importancia producto de los efectos del cambio climático. Con el aumento de la temperatura global, muchas especies migran hacia latitudes y altitudes mayores en búsqueda de hábitats con condiciones de vida más adecuadas.
Bioindicadores de la ciudad
Abejas y polinizadores silvestres, son los mejores bioindicadores de la calidad de la ciudad en que vivimos, de modo que debemos sentirnos felices si nuestra ciudad está llena de polinizadores.
Los huertos urbanos y jardines en altura son un gran plus a la hora de tener alimentos cercanos y orgánicos en las ciudades, en boga y con gran aceptación los polinizadores como abejas melíferas y solitarias resulta la simbiosis perfecta.
Los techos de edificios, terrazas de altura, sitios eriazos, huertos sociales, vías de trenes abandonados y bordes de río pueden albergar granjas urbanas y abejas para polinizar.